Con su pequeña puerta y sus escaleras hacia una planta medio subterránea, el restaurante japonés Sushiraku pasa un poco desapercibido. Pero que no te despiste su apariencia sencilla, porque no sabes lo bien que comerás aquí.
Una de las cosas que más me gustan de un restaurante es cuando el personal te explica los platos, y entabla una conversación más allá de apuntar lo que vas a pedir. Y así es Kimbo, la dueña de este restaurante japonés, sonriente, amable y apasionada por su trabajo.
Un consejo: déjate guiar por sus recomendaciones, porque probarás platos que no se te habría ocurrido pedir. Yo descubrí unas cuantas cosas en mi primera visita a Sushiraku, a donde ya sé que volveré.
Nuestra comida en el restaurante japonés Sushiraku
Para empezar pedimos una ensalada de algas (un plato que no perdono en cualquier japonés) y unas setas japonesas kikurage, salteadas con soja y sake. Este último plato lo pedimos por recomendación de la dueña, y nos pareció una auténtica delicia. La próxima vez que vaya, repito.
Kimbo nos comentó los especiales del día, y nos dijo que suelen traer cosas especiales que no se encuentran en otros restaurantes japoneses. Su oferta es diferente e intenta que los clientes prueben cosas nuevas. ¡Y lo consigue!
Nosotros elegimos un nigiri de almeja del Polo Norte y dos nigiris con pez mantequilla. Si no habéis probado nunca el pez mantequilla os lo recomiendo, tiene un sabor ahumadito muy especial.
Para continuar elegimos unos fideos yakisoba con marisco, carne y verduras. Muy sabrosos y jugosos. Si os gustan los fideos más gorditos, elegid mejor los yakiudon (sin caldo) o los kaneudon, que sí se sirven en caldo.
En la parte de makis, uramakis y nigiris hay mucho donde elegir, así que iremos probando en nuestras próximas visitas. Esta vez pedimos el Kani maki, relleno de cangrejo, aguacate, pepino y masago; y el unagi maki.
«Unagi» es anguila en japonés, un pescado que me daba un poco de asquete hasta que lo probé. Desde ese momento me volví una adicta a la anguila, de forma casi enfermiza. Siempre que la veo la pido y el unagi maki de este restaurante japonés me encantó. Y os lo digo después de haber estado en Japón probando muchos makis de anguila. ¡Estaba delicioso!
De postre pedimos un mousse de té verde, una curiosa bola redondita y cremosa con una base de bizcocho. Muy rico, aunque la próxima vez probaré sus mochis, que es un dulce japonés que me encanta.
Si sois amantes de la comida japonesa y buscáis un restaurante japonés que os sorprenda, tenéis que probar el Sushiraku. Creo que se va a convertir en uno de mis restaurantes japoneses habituales. además son tan majos que eso ya conquista y da ganas de volver!