ACTUALIZACIÓN: ESTE RESTAURANTE HA CERRADO

Descubrí la comida peruana en un viaje de verano a Miami, donde los locales de ceviche asomaban a cada esquina, los había hasta de «ceviche para llevar». Se convirtieron en una comida diaria obligada: desayuno, ceviche, merienda y cena. Por eso empecé a buscar restaurantes peruanos en Barcelona como si no hubiera mañana, así fue como encontré El Patio Latino.

Nunca me habría fijado en él, su entrada no destaca y la calle en la que se encuentra está fuera de las habituales zonas de restaurantes de Gràcia. Pero eso no le resta clientela, los comensales saben bien a dónde van cuando reservan mesa en este restaurante peruano.

Lo primero que me sorprendió es la increíble amabilidad del camarero que atendía las mesas, siempre sonriente y educado. El local no tiene nada de especial, es austero y discreto, incluso algo soso, y las blancas paredes sólo están interrumpidas por algún tapiz o fotografías de trajes típicos de Perú, el ambiente ya lo aportan los propios comensales. Cuando fuimos a comer, un par de mesas con familias animaban el cotarro y en una de ellas no paraban de asombrarse de la pinta de los platos que les iban sirviendo en la mesa.

La carta de este restaurante peruano es muy extensa, nos llevó un buen rato elegir aunque el ceviche era uno de los platos seguros. Elegimos de entrante el ceviche de pescado y marisco marinado en zumo de lima y ají amarillo, servido con maíz peruano, cebolla y boniato caramelizado. Una buena ración, bien presentada y deliciosa que me transportó a Miami en un pispás. Ay, ají amarillo ¡por qué he tardado tanto en descubrirte!

Pero hay muchos más entrantes para probar, como la causa limeña (pastel frío de patata con relleno de atún, aguacate, cebolla, pimiento y mahonesa), las papas rellenas de ternera picada a cuchillo, pasas y aceitunas, con salsas Huancaína y de cebolla, o las yuquitas fritas con crema Huancaína de queso fresco, leche y ají peruano.

Como plato principal pedimos el arroz cremoso con langostinos de Talara, calamares, pulpito, ají amarillo y cilantro, una delicia que venía increíblemente presentada en forma de pirámide; y también un ají de gallina, que es un guiso limeño de pollo de corral, ají amarillo, leche y queso con arroz blanco. Como veis, el ají amarillo es un ingrediente esencial en la comida peruana, y se utiliza en todo tipo de platos, desde el ceviche o los arroces hasta los guisos y platos de carne.

Lo bueno de El Patio Latino es que su carta tiene mucho para investigar y encontrarás otros platos como el pollo a la brasa hecho en carbón, el guiso de ternera con especias y yuca, el guiso de cerdo con cacahuete, ají colorado y quinoa o la sopa cremosa de langostinos, queso, maíz peruano, huevo, ajíes y leche.

Los postres no podían ser menos, aunque nosotros no llegamos a probarlos (otro día iremos con más hambre), pero sí vimos la increíble pintaza de los que sirvieron en la mesa de al lado. Sobre todo se nos fijó en la retina el suspiro limeña (un dulce de leche peruano con topping de Chantilly al oporto con canela) y la tarta de limón con merengue, que la persona que la había pedido la describió como «¡es el trozo de pastel más grande que he visto nunca!». En la próxima visita no nos vamos sin probarla. ¡Ojo, porque la comida peruana crea adicción!

El Patio Latino, restaurante peruano

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