Una de las cosas que más me gusta en el mundo son los helados. De cualquier tipo, desde los Fantasmikos (que adoraba cuando era pequeña) hasta los Magnum, pero sobre todo los helados artesanos en tarrina. Durante unas vacaciones en Roma el helado fue mi sustento principal y la pasta y la pizza se convirtieron en algo secundario. ¡Qué helados tan deliciosos!
Aunque a veces es fácil que te den gato por liebre cuando compras un helado, porque lo de «heladería artesana» o «heladería italiana» es muy sencillo ponerlo en la puerta, pero no garantiza nada. ¿Acaso si un helado no es italiano, no es bueno? Aquí hay heladerías estupendas pero… ¿Cómo reconocer un buen helado nada más verlo? Aquí os doy algunas pistas pero lo primero es: ¡no os fiéis de las apariencias!
Si ves colores chillones, corre
Tengo una teoría que se ha ido confirmando con los años: cuanto más llamativo es el color del helado, peor es su sabor. Sí chicos y chicas, el helado de pistacho NO ES VERDE sino de un color marrón-verdoso, e incluso no tiene por qué ser del todo dulce: uno de los mejores helados de pistacho que he probado nunca es el de DelaCrem, en Barcelona, con un ligero toque salado que lo hace totalmente especial y delicioso.
Luego están esos helados hechos con triple ración de colorante, como el «helado Pitufo» de intenso color azul, el helado de chicle de color rosa fluorescente o el helado de vainilla de color amarillo radioactivo. Pobre helado de vainilla… ¡Cuántos sucedáneos ha tenido que ver crecer a su alrededor!
Los helados «tapaditos» son una buena señal
La mayoría de heladerías exponen sus helados en mostradores acristalados, pero algunas heladerías los conservan en recipientes metálicos tapados y el cliente sólo ve el cartelito con el nombre del sabor. No es una verdad universal pero sí un indicativo de calidad: a esa heladería no le hace falta aparentar con el buen aspecto de sus helados sino con su sabor, algo que los clientes ya conocen bien.
En general, las heladerías enfocadas al turisteo que puedes encontrar en ciudades como Barcelona, suelen mostrar grandes torres de helado con formas imposibles, decoradas con frutas y siropes de forma muy llamativa. ¡Ese es el tipo de heladería de la que debes huir! (aunque si hay antojo, hay antojo, qué se le va a hacer).
Los sorbetes saben a fruta, no a aroma de…
Nuestra alimentación está tan llena de químicos que ya nos hemos acostumbrado a los sabores con «aroma de». Un sorbete de limón debe saber a limón natural, no a refresco. Creedme, no es lo mismo exprimir limones que añadir aroma de limón, el sabor es totalmente diferente tanto en un helado como en un bizcocho (lo digo por experiencia repostera, algún día publicaré una de mis recetas).
Algunos sabores cambian cada temporada
¿Verdad que en las fruterías no hay las mismas frutas todo el año? Cada fruta tiene su temporada, por eso si en una heladería los sabores frutales van rotando cada cierto tiempo eso es buena señal, significa que utilizan fruta natural para elaborar sus helados.
En la Gelateria Italiana de Gràcia por ejemplo, no tienen siempre los mismos sabores, algunos como el helado de higo son de temporada y no siempre podrás encontrarlos.
Imagen lovevalencia.com
Invenciones que NO: la paella y la tortilla son platos, no helados
Tengo una mente gastronómica abierta y me gusta probar nuevos sabores, pero por esto no paso; por muy bueno que esté un plato puede NO ser buena idea convertirlo en helado.
Cada año, cuando llega el verano, vemos en la tele la típica noticia de helados con sabores raros: helado de jamón serrano, helado de paella, helado de tortilla española, helado de fabada, de ajo, de bacon… Hay sabores de helado que no deberían existir y punto.
Invenciones que Sí: el helado caliente y otros experimentos
Hay invenciones en el mundo heladero que sí merece la pena probar, donde el helado se mezcla con sabiduría con otros ingredientes o se presenta de forma diferente. Un ejemplo es el bollo helado que elaboran en Rocambolesc, un panecillo caliente relleno de helado por dentro, que mezcla temperaturas, texturas y sabores.
A veces también nos sorprendemos con helados de sabores que nunca habíamos imaginado. Es lo que me ocurrió al probar en el restaurante Mr. China el helado de sésamo negro (con un ligero toque tostado), tanto que se ha convertido en uno de mis favoritos; o al probar el helado de tomate y albahaca de Azúcar Ice Cream Company, una heladería de Miami. ¡Fresquísimo, sabroso y sorprendente!
Y como siempre, vuestras recomendaciones son bienvenidas. ¿Qué sitios de helados me recomendáis? ¿Conocéis algún sabor que pese a parecer raro merezca la pena probar? Dejad un comentario y compartid vuestra «sabiduría heladera» con los demás.
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Muy simpático tu post e imprescidible para adictos heladeros como yo. Un sabor q me encanta el de crema de orujo
para mi, los mejores de Barcelona: De la creme, que ya mencionas y geelaatii. Venko, en la Barceloneta y La cremeria toscana tampoco están mal. Y una heladería en mi barrio, sin ninguna pretensión, pero donde tb están muy buenos, Gelatomanía, en Sant Antoni.
Y ahora, cojo la bici y voy a por uno 🙂
Gracias por las recomendaciones!! Con este calor, yo tampoco tardaré en ir a buscar uno 🙂
Yo iba frecuentemente a la de la Plaça de la Revolució, pero luego descubrí Ottimo en la Plaça de La Vila muy cerca de la anterior y me quedo con esta última hekadería. Para mi gusto, la mejor de Barcelona junto con Delacreme.
También frecuento la Cremeria Toscana y la de la Barceloneta dependiendo de donde me encuentre.
Para mi, solo existen estas 4 heladerías en Barcelona, salvo en casos de urgencia, en los que puedo entrar en casi cualquier sitio.
Salu2