A lo bueno se acostumbra uno, pero a lo malo también. Cuando me trajeron aquella bolsa de papel marrón llena de almendras tostadas no era consciente de lo bueno que puede estar algo tan simple: un fruto seco tostado, sin más. Probé una y su sabor ahumado e intenso hizo que cerrara los ojos… ¡Qué delicia por dios, pero si sólo era una almendra! Sí, pero no una cualquiera, sino una almendra que fue tostada en el horno centenario de Casa Gispert, una legendaria tienda de frutos secos de Barcelona.
Tras más de 150 años de historia, esta tienda barcelonesa de maestros tostadores no ha perdido sus orígenes, sigue manteniendo el encanto y la estética de las tiendas artesanas de antes. El horno, los mostradores de madera, las vitrinas, los sacos de rafia llenos de frutos secos, el olor a café recién tostado…
Entrar en Casa Gispert es como retroceder décadas atrás, cuando las cosas se hacían de manera totalmente artesana, cuando su horno centenario tostaba los frutos secos cada mañana. Se fundó en 1851 y desde entonces mantiene el horno de leña y todo el mobiliario original: el mostrador de una sola pieza, las estanterías de madera, los cajones en donde guardan los frutos secos…
Los aromas se entremezclan a cada paso, primero huele a canela, después a café, a almendras, a especias. Los frutos secos son sólo una parte de todo lo que puedes encontrar en esta Casa Gispert, su surtido de productos abarca mucho más. Venden una gran cantidad de hierbas y especias, creo que la variedad más grande que he visto nunca, desde la canela común o el anís estrellado hasta especias menos habituales, como la alcaravea o la pimienta de Sichuan.
Pero también podrás comprar distintos tipos de café a granel, infusiones, frutas secas, aceites y vinagres… Y productos dulces como mermeladas, miel artesana, almendras con chocolate o confituras.
Pero por supuesto, los frutos secos son los grandes protagonistas de sus vitrinas, la gama es impresionante: almendras y avellanas con o sin cáscara, nueces pecanas, anacardos, nueces del Brasil, chufas, pistachos, nueces de macadamia, … Y sus versiones más azucaradas, como las almendras o las avellanas garrapiñadas, músicos garrapiñados, ¡hasta piñones garrapiñados, cosa que nunca había visto!

Conservan las balanzas antiguas, donde se pesaban enormes sacos de frutos secos.
Te gusten los frutos secos o no, la tienda de Casa Gispert es de visita obligatoria por su encanto, sus aromas, su ambiente. En 1999 la prestigiosa asociación francesa Les Gourmands Associés entregó a la Casa Gispert el premio Coq d´Or, una distinción que lo reconoce como uno de los 10 mejores artesanos alimentarios de Europa. Un rincón de otra época que tienes que ir a conocer.
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Casa Gispert
Dirección: Sombrerers, 23. BarcelonaTeléfono: 933197535
Web: casagispert.com
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Hola Eva, me identifico mucho con la visión que tienes de la tiendas de barrio, la tiendas de proximidad, esas tiendas que transmiten autenticidad y que con el paso de los años se transforman en lugares emblemáticos de la ciudad. Felicidades con el blog, y a tienes un nuevo seguidor!
Hola Olivier! Me alegro que coincidas conmigo, las tiendas de barrio son lo mejor 🙂 Muchas gracias por tu comentario, estoy muy contenta de tener un nuevo seguidor jeje. Un saludo!
Como se llamaban los puestos donde se vendían las legumbres y frutos secos antiguamente?