Tras el boom inicial de las tartas fondant, esos pasteles tan bonitos que nadie se come, pensé que la moda se pasaría más rápido. Pero no, ahí síguen protagonizando concursos, talleres, exposiciones y tableros de Pinterest. No entiendo la fiebre de recubrir una tarta con una masa tipo plastilina que sube el índice glucémico con sólo mirarla. Por eso nunca pensé que escribiría un post sobre tartas fondant, pero algunas bien lo merecen.
Está claro que se necesita cierta habilidad, algunos lo han intentado con mucho éxito y otros… con algo menos:
Pero lo que os traigo aquí no son tartas, ¡son obras de arte! Bueno, en realidad sí son tartas pero desde luego no lo parecen. Porque una tarta fondant se nota que lo es, a menos que su autor haya sido dotado con las manos del Leonardo Da Vinci de la repostería, como es el caso.
Y si no echad un vistazo a estas, de Debby Cakes, que descubrí esta semana mientras navegaba en busca de recetas de dulces. En su blog podréis ver más.
Alucinantes, ¿verdad? Los colores, las formas y hasta las texturas están logradísimos. Claro que hay otras tartas que son tan realistas que hasta dan miedo, y si no… dime cómo reaccionarías al ver esta tarta-serpiente, encontrada en el blog SnakeCake.
En fin, que yo me sigo quedando con los pasteles tradicionales que compro en mis pastelerías favoritas, pero hay que reconocer que algunas tartas fondant son dignas de ver y de admirar. Una curiosidad ¿habéis comido alguna vez una tarta fondant?
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Mi favorita sin duda, por lo realista que es, es la del plato de comida. ¡Hasta los brillos están súper bien hechos!