Un sitio en el que al entrar escuchas de hilo musical a Ella Fitzgerald, ya da una pista de que es diferente. Y si ese sitio es un bar de bocadillos, más aún. ¿En qué bar de bocatas escuchas jazz o blues? Está claro que en Sandwichez el ritmo de vida no tiene nada que ver con la comida rápida, por mucho que a priori pueda parecer un lugar más donde comer algo en un día normal.

Hace un par de años fui por primera vez a un Sandwichez, el de la calle Amigó. Confieso que crucé media ciudad para ir a comer allí, por las buenas críticas que había leído sobre él. Al principio me decepcionó un poquito ver que todos sus productos estaban en una misma vitrina, que no había carta ni nada.

No había demasiadas cosas, tan sólo dos o tres bocadillos de cada clase y unas cuantas ensaladas; ahora sé que es porque en Sandwichez preparan la comida casi al momento, según las expectativas de venta, para que el producto sea lo más fresco posible. Y se nota nada más dar el primer mordisco.

Pocos bocadillos más ricos he probado que el de pollo y compota de manzana del Sandwichez, cuando fui por primera vez. Estaba tan bueno, que dos lagrimones recorrieron mis mejillas cual dibujo animado, mientras mi estómago me pedía a gritos otro bocadillo (le hice caso, por supuesto).

La semana pasada pude ir por segunda vez invitada por ellos: volví a repetir bocadillo, disfruté de una de sus estupendas tartas caseras y quedé de nuevo encantada con la experiencia y la amabilidad de las dos personas que nos atendieron. Igual o mejor que la primera vez.

Los bocadillos de Sandwichez

En Sandwichez presumen de hacer sus bocadillos sin aditivos y con los mejores ingredientes procedentes de granjas locales. El queso, la leche fresca, el pan, la carne, las verduras… todo viene de proveedores cercanos, de manera que pueden controlar mucho más su calidad. Y eso se ve reflejado en el sabor de la comida.

Sus tartas son de elaboración propia, los zumos son caseros y recién exprimidos, las salsas las elaboran allí mismo y los bocadillos… no basta con describirlos, es mejor probarlos. Todos sus bocadillos calientes los pasan por una sandwichera para que el pan siempre quede crujiente y tienen 6 tipos de panes diferentes, uno para cada clase de sandwich.

Mi preferido es el de pollo con compota de manzana, tomate seco, cebolla, mayonesa, pimienta negra y orégano; pero también está buenísimo el bocadillo de pastrami con espinacas, mostaza de dijon, cebolla y mayonesa. Aunque en Sandwichez hay mucho más: bikini, bocadillo de 4 quesos, bocadillo de pollo al curry, bocadillo falafel con pan libanés, sandwich de verduras al horno, etc.

Las ensaladas son originales, variadas y hechas con productos locales. Por ejemplo el queso de sus ensaladas lo provee la Granja Armengol, situada en Gurb (Armengol tiene tiendas en Barcelona donde venden excelentes yogures, quesos y lácteos de elaboración propia), la mantequilla y los yogures provienen de la comarca catalana de Osona y el aceite tiene Denominación de Origen de Les Garrigues. Más cercano imposible.

Lo que me gusta de Sandwichez es que apuestan por cosas de calidad, aunque sean un poquito más caras, y eso se nota hasta en el sabor del café. ¡Cuánto cuesta encontrar un buen café en Barcelona! Pues aquí lo hacen riquísimo y bien espumoso. Y los postres no se quedan atrás, como esta tarta de limón y merengue que podéis ver abajo, que acompañada por un café fue el final perfecto a una comida riquísima y bien ligera.

Y aunque muchas veces la calidad se paga, en Sandwichez los precios están muy bien: un bocadillo oscila entre los 3 y 4 euros, las ensaladas no superan los 3,50€ y los postres no superan los 4 euros.

El local de Sandwichez

Sandwichez no es una franquicia, es el proyecto de Xavier Sánchez, un emprendedor con quince años de experiencia en restauración. Quizá por eso sigue manteniendo la calidad y el encanto que muchas veces se echa de menos en las grandes cadenas.

Su ambiente tiene cierto aire neoyorquino: decoración en madera de color claro, sillas de hierro estudiadamente descoloridas, tonos blancos y negros en techos y ventanas. Es un lugar enormemente acogedor, perfecto tanto para ir a desayunar o comer al mediodía, como para una cena informal, y también para pasar la tarde con un café y un pedazo de tarta mientras disfrutas de su wifi gratis.

El detalle
¡Tienen periódicos! Es algo que valoro bastante y en Barcelona hay pocos sitios donde tengan periódicos y revistas cada día…

En una entrevista que le hicieron a su dueño, me hizo gracia leer que decía: «Tengo claro que no son restaurantes por los que la gente cruzará la ciudad, pero mi objetivo es que sean referencia en el barrio». No sabe qué equivocado está, porque al menos en mi caso fue así, pero por aquel entonces me alegré de haber cogido dos metros y bici para llegar hasta Sandwichez.

Un sitio que merece la pena, perfecto para aquellos que quieren comer sano, de calidad y a un precio más que razonable. Sandwichez ya cuenta con unos cuántos locales de Barcelona. ¡Ahora sólo espero que pongan uno más cerca de mi casa!

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Sandwichez, excelentes bocadillos en Barcelona

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