Cuando estás en una zona tan turística como la Barceloneta, y encuentras un restaurante donde se come bien, eso hay que guardarlo como un tesoro. Un ejemplo es Maná 75, un restaurante de la Barceloneta donde puedes comer una buena paella, buenas tapas y buenos pescados.
El local es espectacular y amplísimo, con mesas redondas perfectas para ir en familia o en grupos de amigos. Es un lugar realmente cómodo y al mismo tiempo acogedor. Lo han logrado poniendo sofás semicirculares, telas en el techo que recuerdan a la playa y decoración en madera y mimbre.
Nos recibió Amaro, que nos explicó la historia del restaurante y su concepto gastronómico, y nos atendió con una amabilidad exquisita durante toda la comida. Nos contó que Maná 75 pretende volver a los orígenes de la Barceloneta, que antiguamente estaba llena de merenderos donde la gente acudía a comer en grupos. De ahí que el espacio esté repartido entre mesas grandes, donde todos se puedan reunir alrededor de una paella, y compartiendo tapas tradicionales de la Barceloneta.
Te impresionará la enorme cocina, que está totalmente a la vista del cliente, presidida por una fila de paelleras donde se cocinan los arroces al momento. Si tienes curiosidad podrás acercarte y ver al equipo de cocineros elaborando con velocidad todos los platos. No es para menos, ya que el restaurante ¡tiene un aforo para 160 personas! Por eso además acogen eventos de empresa y celebraciones de todo tipo.
Nuestra comida en el Restaurante Maná 75
Para empezar pedimos la ensaladilla rusa trufada y los calamares a la andaluza con mayonesa de kimchi. No sé qué me pasa últimamente con la ensaladilla que, sitio en donde la veo, sitio en donde la pido. Esta tenía un toque muy diferente al estar aliñada con aceite de trufa, una delicia.
También una bomba de la Barceloneta, esa tapa tan famosa en Barcelona que consiste en una bola rebozada rellena de carne y puré de patata. La carne adobada que llevaba dentro estaba increíblemente rica (y eso que yo no soy de carnes). La próxima vez investigaremos otros entrantes, porque hay mucho donde elegir: patatas bravas, croquetas de jamón, pescadito frito, jamón ibérico, buñuelos de bacalao…
De platos principales elegimos la merluza del pincho en salsa verde con almejas, y la paella de pollo y gambas con espárragos verdes. Los arroces son su especialidad y hay que decir que la paella estaba buenísima. Finita, muy sabrosa, el arroz en su punto y con esos bordes tostaditos que tienes que rascar con la cuchara (el «socarrat», como lo llaman en Valencia).
Si quieres algo más ligero también tienen diferentes ensaladas, tataki de atún, tartar de salmón… Y algunos platos de carne como el solomillo de ternera con cebollas en textura con foie gras.
Los postres se ofrecen como antaño, presentando la bandeja completa para que el comensal los vea y elija. Lemon pie, carrot cake, mousse de crema catalana… Nosotros nos dejamos recomendar y pedimos el tiramisú casero, que era realmente cremoso, acompañado de unos carquinyolis que elaboran en el propio restaurante. Nos encantó.
Comimos realmente bien y en buena cantidad. Además al ser un sitio grande, a pesar de que estaba lleno estuvimos muy a gusto, es un restaurante muy acogedor.
Entre semana ofrecen un menú del día por 21€, un punto a tener muy en cuenta si quieres asegurarte una buena comida en una zona tan popular como la Barceloneta.