ACTUALIZACIÓN: ESTE RESTAURANTE HA CERRADO
Era nuestra primera visita a Mataró y buscando dónde comer encontré el restaurante Bocca. Por el nombre me pareció un restaurante italiano, pero al indagar un poco más vi que no era así. El restaurante Bocca apuesta por la comida catalana y española, con platos autóctonos e ingredientes de temporada.
Cuando entramos, una de las mesas estaba celebrando un cumpleaños, así que había un ambiente “buenrollil” impresionante y familiar. El personal era atento y sonriente, y el camarero que nos sirvió, aunque no nos conocía de nada, también fue muy simpático y amable con nosotros. Y cuando te tratan así, la cosa empieza bien.
Después de elegir la comida nos trajeron un aperitivo gratis (gratis!!! cosa rara), unas perlas de mozzarella con sopa de tomate y oliva crujiente. Riquísimo y presentado como si fuese un plato más del menú.
Después llegó el entrante que habíamos pedido, un tartar de atún rojo con espuma de hummus de garbanzos. Muy jugoso y sabroso, se nos hizo pequeño.
Coma platos principales yo elegí la dorada a la sal, que es un plato que me encanta, porque no se disfraza el sabor del pescado. Estaba exquisita, acompañada de verduras y bien rociada de aceite de oliva para realzar su sabor.
Mi acompañante pidió un arroz cremoso de gambas y alcachofas con all i oli de azafrán. Deciros que en la carta del restaurante Bocca hay un apartado importante para los arroces y eso debe ser porque los hacen bien. Este desde luego estaba riquísimo, tengo ganas de probar los demás.
El postre fue fácil de elegir: la torrija de Santa Teresa con reducción de naranja y helado de vainilla. Si sigues el blog sabrás que las torrijas me ciegan, y si las ofrecen como postre no me puedo pedir otro (a menos que haya una tarta de queso, en cuyo caso estaría en un enoooorme dilema).
En la carta tienen postres con una pinta increíble, como la delicia de mango con crema de limón y helado de coco; la crema de limón natural con laminas de fresas, menta fresca picada y canela espolvoreada o las tejas de naranja rellenas de mousse de Chantilly, frambuesas y helado de biscuit.
Además de la excelente comida nos trataron genial. El camarero era simpático, amable y muy familiar. Nos sentimos realmente a gusto, es un sitio tranquilo y agradable. Un restaurante al que pensamos volver cuando visitemos Mataró.
Tengo un buenísimo recuerdo de este sitio, ¡todo buenísimo! Además de un muy buen trato.
Sin duda merece la pena la escapadita a Mataró 🙂
Sí! Hay que repetir que estuvo muy guay 🙂