Tengo un problema serio con los caramelos y mi madre tiene la culpa. De una caramelera nata ¿qué podía salir? Pues una hija caramelera elevada al cuadrado, siempre preparada con caramelos en el bolso y dejando un rastro de envoltorios plateados allá por donde paso. Raro es el día en el que no me como al menos, un puñadito de caramelos.

Por eso, cuando descubrí el Papabubble, una tienda de caramelos personalizados artesanos, se me pusieron los ojos como platos. Fue durante un paseo vespertino por el Barrio Gótico. Desde la acera de enfrente, un paisaje de.. ¿plastilina? me llamó la atención. Una masa azul parecía simular el mar y un par de picos blancos formaban las velas de un supuesto barco. Me acerqué y vi claramente que era un paisaje marinero hecho de… caramelo!

En menos de lo que canta un gallo estaba dentro de la tienda, observando embobada cómo un “maestro caramelero” amasaba una gran bola de color y la iba extendiendo hasta el infinito, consiguiendo un fino cilindro del que saldrían montones y montones de pequeños caramelillos. Este tío iba a ser el culpable de que saliese con un riñón menos de la tienda (porque los caramelos no son baratos aunque hay que valorar que están hechos a mano), pero más contenta que unas castañuelas. Y es que, qué hay más simple que un caramelo para hacer feliz a un niño… bueno, ¡en este caso a un adulto!

Aunque lo más increíble de Papabubble no es sólo que hagan caramelos artesanos, sino que por encima, los hacen con dibujos. Sí sí, con dibujos, letras y todo lo que tú quieras, son caramelos personalizados.

Además en sus estanterías verás bolsitas y tarros de cristal con caramelos de diferentes sabores, pero lo curioso es que ¡cada caramelo tiene el dibujo de la fruta a la que sabe! Sólo tienes que mirar la foto de abajo para ver a qué me refiero… alucinante, ¿no?

Todavía no entiendo cómo es posible meter un dibujo o, todavía más complicado, un texto dentro de un caramelo. Y que de la bola que amasaba ese maestro del dulce salgan metros y metros de caramelo manteniendo a la perfección el mismo dibujo, de principio a fin. Todo de forma artesanal, sin máquinas ni procesos automáticos de por medio. Merece la pena acercarse hasta Papabubble para intentar entenderlo y asistir en vivo y en directo a la elaboración de los caramelos personalizados que luego te llevarás a casa. Todo un espectáculo.

Esta tienda de caramelos artesanos, originaria de Barcelona, nació en 2004 con un propósito: recuperar la magia que existe alrededor de los caramelos hechos a mano. Pero no sólo extendieron su hechizo de azúcar a Barcelona, hoy cuentan con tiendas en todo el mundo, Amsterdam, Tokyo, Lisboa, Seúl o Nueva York.

Precisamente en esta última ciudad me encontré de casualidad con su tienda. Imaginad mi sorpresa al leer un cartel en catalán que ponía “caramels artesans”, miro hacia arriba y… era una tienda de Papabubble! Con su cartel negro y su escaparate inconfundible lleno de caramelos de mil colores.

Además de los que puedes encontrar en la tienda, hacen caramelos personalizados para particulares y empresas.  Puedes encargarles que hagan tu logo en caramelo o cualquier dibujo para sorprender a alguien con un regalo dulce. Las posibilidades son infinitas, ¡el mundo del caramelo no pone límites a la imaginación!

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Papabubble, caramelos personalizados artesanos

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