ACTUALIZACIÓN: ESTA PANADERÍA HA CERRADO
Encontrar un buen pan no es fácil, pero hay que reconocer que en Barcelona no nos podemos quejar. El pan, uno de los alimentos más básicos, puede adquirir el status de delicatessen si encontramos el sitio adecuado. La panadería Crustó es uno de esos lugares, donde puedes tomar un café mientras el horno situado al fondo del local despide un irresistible olor a pan recién hecho. No falla, unos minutos en Crustó y te llevas una barra de pan, seguro.
Hay panes de todos los tipos, desde el más tradicional hasta el pan de kamut o el pan de tomate seco, para aquellos que quieran abrirse a nuevos sabores. Claro que se puede comprar el típico baguette o la clásica barra de pan gallega, pero ya que estamos en una panadería de categoría, ¿por qué no innovar?
El pan de la panadería Crusto
Mis preferidos son el pan de miel y nueces, el pan de centeno con ciruelas y avellanas por dentro, el pan con pepitas de chocolate y naranja… Todos ellos se venden en barritas medianas con forma de pan de molde, que saben a poco porque con lo buenas que están se comen en un plis plás. También hay panes de mezcla de cerales, pan de queso, pan de olivas…
Los dueños de Crusto comentan que en esta panadería de Barcelona se elabora de forma totalmente artesanal y algunos llegan a fermentar hasta 24 horas. Aquí no existen los aditivos, el pan sólo lleva levadura, agua, sal, masa madre y harinas, que traen desde Italia, Francia y España.
Pero no sólo de pan vive el Crustó. Nada más entrar, tus ojos no sabrán dónde fijar la vista, entre tanta variedad de focaccias, pasteles, tartas, brownies… Los dulces son la otra especialidad de esta panadería. Ellos desmontaron mi lema «una panadería nunca suele tener buenos pasteles. O el pan es bueno o los pasteles son buenos». Pues no, y aquí está la excepción.
Sus tartaletas de almendra y albaricoque son una delicia como pocas, igual que sus pasteles de queso o de frutas. También tienen buenos croissants, bollos y todo lo que imagines para desayunar o merendar, hasta los tradicionales bocadillos de jamón serrano y pan con tomate.
El local y la historia del Crustó
Un español y una israelí decidieron embarcarse hace unos años en la aventura de formar su propio negocio. Querían recuperar el sabor del pan de antes y abrieron el primer Crustó en la calle Valencia. Y parece que la cosa les salió bien porque ya tienen dos locales más, uno en la calle Muntaner y otro en el Mercat de la Llibertat.
Creo que por el momento, es mi panadería favorita de Barcelona. Su ubicación es perfecta, en el centro pero alejada de las manadas de guiris, es pequeña y acogedora, con productos dulces y salados y a pesar de estar lleno casi siempre, el ambiente es asombrosamente calmado. No sé cómo pero no hay ruido, se respira tranquilidad y desayunar en una de sus mesitas es algo realmente agradable. Un espacio de tranquilidad en medio del ajetreo urbano.
La decoración, entre moderna y rústica, la calidez de su mobiliario en madera y una imagen de marca muy cuidada hasta el último detalle, ayudan a sentirse a gusto en esta panadería. Hasta los pasteles te los ponen en pequeñas cajitas decoradas con el logo de Crustó, para que puedas llevarlos y lleguen a casa en condiciones.
El detalle
Tienen mini cakes para desayunar y un montónde variedad en bollería. Este es su carrot cake, delicioso para acompañar un café mañanero.
El gran mostrador de cristal y el escaparate de la entrada son tentadores a más no poder, amontonando cuidadosamente los productos que ofrecen. Imposible fijar la vista en algo, porque todo tiene una pinta estupenda.
Si eres amante del pan y de los dulces artesanos, la panadería Crustó es una visita imprescindible. Difícil elegir entre sus dulces y salados, así que habrá que volver más veces para probarlo todo!
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Me gustaría seguir provando.el.pan de cebolla muy rico