En el tema del comer todos tenemos nuestras manías. Unos necesitan siempre su vasito de vino, otros odian compartir y no soportan que alguien pique de su plato… Pero hay cosas en las que muchos coincidimos cuando comemos en un restaurante, en donde nuestras manías culinarias pueden salir a la luz. Estas son las cosas que no soporto cuando voy a un restaurante:

• Que me quiten el pan antes de servir los postres: no concibo acabar una comida sin un trocito de pan, sea acompañando al postre o al café. Si no lo tengo es como que me falta algo, llamadme rara pero debe ser cosa de costumbre familiar. El caso es que, casi en TODOS los restaurantes suelen quitarte el pan antes de servir los postres, por eso tengo una técnica infalible: guardarme un trocito de pan en la mano antes de que el camarero venga a quitar mi bien más preciado.

• Los platos con título nobiliario que luego resultan ser de «la plebe». Me explico: tú lees en la carta algo como «atún escabechado con mezclum de lechugas salvajes, chutney de mango y aromas cítricos, acompañado de pan ecológico con semillas de lino tostado en horno de leña». Claro, un plato así con nombre y apellidos tiene que ser la leche! Pero no, lo que te traen es un filete de atún con ensalada y pan, y listo.

• Las mesas demasiado juntas: hay sitios en los que, para aprovechar el espacio, apenas dejan un palmo entre mesa y mesa. Entiendo que haya que rentabilizar el negocio, pero es que a veces las cenas en pareja se convierten en cena de grupo, porque te enteras más de la conversación de los de al lado que de la tuya propia. Vamos que, si te descuidas un poco bebes de su vaso, que queda casi tan cerca como el tuyo.

• Los platos minimalistas, que ahora se llevan mucho. Creo que a veces se olvidan de que la gente va a un restaurante a comer, no a hacer una cata de sabores. Se agradece una cantidad suficiente de comida, más aún cuando el precio del plato sigue siendo el mismo. Así que por favor, vale ya de cobrar 20 euros por un minúsculo medallón de ternera que se come en dos bocados.

• Que cobren el cubierto… o el aperitivo. Una de las cosas que más me fastidian en un restaurante es cuando, al ver la cuenta, ves que te han cobrado 2 ó 3 euros por el cubierto. ¿Es que acaso hay otra opción? ¿Debería comer con las manos? Y lo mismo ocurre con el aparente «aperitivo gratis», una costumbre muy arraigada en Portugal. Mientras esperas tu comida, te traen un aperitivo que parece cortesía de la casa ¡PERO NO! Tú pruébalo y ya verás como te llevas una sorpresita en la cuenta…

• Que los platos de los comensales no los traigan a la vez. Nunca sé qué hacer, si esperar a que traigan el de mi acompañante y dejar que se enfríe mi comida o empezar a comer mientras el otro espera con desesperación a que le sirvan su plato.

Pero quizá lo peor de todo sean los baños sucios o descuidados: creo que son un reflejo de la higiene del restaurante. Muchas veces fui a cafeterías o restaurantes aparentemente limpios, pero cuando vas al baño todo está hecho un desastre. ¡No me quiero ni imaginar cómo estará la cocina!

Y a vosotros, ¿qué es lo que más os repatea? ¿Qué es lo más fastidioso que os habéis encontrado en un bar o restaurante?

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